Obama autoriza más recursos contra gripe A

Publicado por david millan domingo, 25 de octubre de 2009


WASHINGTON.— El crecimiento exponencial de casos de contagio por influenza tipo A —con más de 20 mil hospitalizaciones desde abril pasado y un total aproximado de mil muertos—, obligó ayer al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, a decretar la emergencia nacional.

Con la medida busca garantizar más fondos federales y una mayor libertad de acción para que los médicos y la red hospitalaria estén a la altura de una pandemia que plantea, para las próximas semanas, un desafío sin precedentes en materia de salud y de seguridad.

“La pandemia ha continuado evolucionando, el nivel de contagios ha seguido creciendo rápidamente en muchas comunidades del país y existe el riesgo potencial de que, en otras, nuestros recursos de atención médica se vean superados”, aseguró el presidente Obama en un tono que ha intentado buscar un difícil equilibrio entre la mesura y la urgencia para evitar el pánico de una población que ha comenzado a apelotonarse a las puertas de clínicas y hospitales con la esperanza de conseguir una vacuna que sigue sin llegar a todo el país.

Obama firmó la declaración el viernes por la noche, pero la Casa Blanca la divulgó ayer, temprano.

La declaratoria de emergencia nacional es una herramienta del gobierno federal para dotar de poder y recursos discrecionales a las cabezas del sector afectado —en este caso a los ramos de sanidad y seguridad interna—, para habilitar instalaciones hospitalarias, para racionalizar recursos materiales y humanos y para dotar de fondos federales suficientes a los estados o comunidades más afectados ante una situación de desastre natural o sanitario.

Habilitarán centros de atención

Con la declaratoria, la secretaria de Salud, Kahtleen Sebelius, estará autorizada para habilitar locales comunitarios o edificios escolares como clínicas ambulatorias y centros de atención para hacer frente a un posible desbordamiento de casos de contagio.

La declaratoria de emergencia nacional ha coincidido en los últimos días con la aparición de las primeras colas de espera, en algunos casos de entre tres y cuatro horas, de ciudadanos preocupados por la salud de sus menores, al parecer los más afectados por esta oleada de contagios que se han ensañado con la población de menos de 25 años.

De los mil muertos registrados en Estados Unidos, más de 100 eran niños. Funcionarios de salud aclararon que el número real de casos de contagios no se tiene a la mano.

La demanda de los ciudadanos ha dejado al descubierto el déficit de vacunas, situación reconocida apenas el viernes pasado por la propia secretaria de Salud. Especialistas y empresas encargadas de practicar las pruebas con reactivos para confirmar casos de influenza A H1N1 advertían, en tanto, sobre el riesgo de un porcentaje de contagios mayor de lo esperado (entre 25% y 60%) ante la escasez de vacunas. Fuentes del sector sanitario han reconocido que actualmente cuentan con un total de 11 millones de vacunas contra la influenza tipo A y se espera en el curso de los próximos días un refuerzo de 85 millones de dosis para salir al paso de la crisis. Sesenta millones de personas se han vacunado contra la influenza estacional.

El déficit de vacunas ha obligado a las autoridades sanitarias a racionalizar las inmunizaciones y dar preferencia a quienes corren más riesgo de contagio. En una temporada típica de contagio gripal, poco más de 200 mil personas suelen ser hospitalizadas en Estados Unidos, con un promedio de muertes que difícilmente superan las 40 mil.

Las proyecciones del contagio por influenza tipo A, que han comenzado a reportarse en 46 de los 50 estados de la Unión Americana, han disparado la señal de alarma del gobierno.

Esfuerzo sanitario

El temor a un fracaso similar al que en el año 2005 se hizo patente en Nueva Orleáns, tras el paso del huracán Katrina, ha obligado al gobierno estadounidense a redoblar esfuerzos para hacer frente a un potencial cataclismo sanitario que complicaría aún más el de por sí difícil panorama doméstico y tendría un impacto de impensables consecuencias en una larga lista de países, entre ellos México. La gripe estacional normalmente alcanza su pico entre fines de noviembre y principios de marzo.

Más de 5 mil personas han fallecido ya en todo el mundo a raíz de la enfermedad desde que se detectaron los primeros casos este año, informó el viernes la Organización Mundial de la Salud (OMS). (Con información de agencias)

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